24 de agosto de 2009

“La bienal se va a repensar completamente”: Diego León Sierra, Presidente Nacional de la SCA

A57 / Entrevista / Arquitectura / Nacional

Diego León Sierra Franco, el nuevo Presidente Nacional de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, anuncia en esta entrevista con A57 un gran festival de arquitectura en Medellín para octubre de 2010 y expone su visión sobre la situación actual de la arquitectura en Colombia y de la SCA a cuatro meses de su elección.

Por: Ana María Pinzón y Maarten Goossens

Logotipo ganador del concurso de conmemoración de los 75 años de fundación de la SCA

¿Quién es Diego León Sierra y qué hizo antes de su elección como Presidente Nacional de la Sociedad Colombiana de Arquitectos?


Soy arquitecto de la Pontificia Universidad Bolivariana y por muchos años fui contratista de obra especializado en obras con acabados de mármol. Siempre he manejado el tema de la gerencia y administración para empresas de arquitectura. Me vinculé con la Sociedad Colombiana de Arquitectos hace ocho años, especialmente en la junta de la Regional de Antioquia, y hace un poco más de dos años fui electo presidente de esa regional. A partir de esa elección empecé a generar unas ideas y hacer un plan de trabajo que nos llevó a hacer una Sociedad mucho más abierta y mucho más participativa. Se dio la oportunidad de crear un grupo de ideas con otras regionales, un proyecto que en su momento se llamaba “Unimos regiones”, que finalmente dio como resultado que fuimos electos. Y aquí estamos.

¿Siguió de cerca la gestión de Ricardo Navarrete?


Durante los dos periodos de Ricardo fui Vicepresidente y Presidente de la Regional de Antioquia y por lo tanto conocí de cerca su gestión y sus logros. Yo lo he dicho en varias oportunidades: la actividad comercial que logró generar para la Sociedad fue muy importante, en términos financieros y en términos de oportunidades de negocios. Es importante también alguna visibilidad que logró para el gremio, entonces yo creo que hay que resaltar esa parte.

Al asumir la presidencia, ¿con qué desafíos se ha encontrado?


Un desafío muy importante es el tema que nos proyectó a trabajar en esta dirección que estamos dando, es regionalizar la SCA, quitarle un poco un carácter tan centralista: centralista de Bogotá, pero también con un fuerte contenido de Medellín, que en este momento es protagonista, pero nosotros somos veintisiete regionales y hay que darle igual importancia hacia todas. Estamos buscando llevar muchas oportunidades a las regionales: oportunidades en concursos, en conferencistas, llevarles la bienal, hacerlos partícipes de un proyecto de país. Somos un país de 27 regiones en este momento –no 32 como quisiera- y debemos edificar entre todos este gran paquete que es la SCA.

¿Qué metas se ha propuesto?


La regionalización es una, otra es trabajar un proyecto social, porque la SCA en algunas oportunidades no ha tenido ese componente. Estamos adelantando una propuesta para que la SCA sea el interventor de los proyectos de vivienda prioritaria y vivienda saludable del Ministerio de Vivienda. Creemos que es un compromiso con la profesión y con el país llegar a sitios que usualmente no son los más atractivos para el arquitecto. Llegar ahí y dar nuestro aporte: que realmente la vivienda en Colombia sea digna, que pase por las manos de un arquitecto capacitado y que nosotros seamos quienes demos ese aval al gobierno para decir que las cosas se están haciendo bien.


Por otra parte, queremos ser un órgano que genere más opinión y que genere más elementos para que el ciudadano común sepa lo que está pasando en el país en términos de arquitectura, urbanismo y medio ambiente. Tenemos una misión también de dar a conocer cuál debe ser nuestra visión del desarrollo del país. Para eso estamos montando un equipo administrativo basándonos en una estrategia de comunicaciones, para que podamos llevar afuera lo que estamos pensando, pero también que los medios y todas aquellas organizaciones que tengan que ver con nosotros encuentren una receptividad y una comunicación de doble vía.

¿Cómo ve a la arquitectura en Colombia como disciplina en este momento?


La arquitectura en Colombia, y lo digo con conocimiento de causa porque sé lo que está pasando en la realidad latinoamericana, en este momento es un referente en la arquitectura. Ciudades como Medellín, Bogotá y ahora Barranquilla tiene una proyección muy interesante, están dando un vuelco en su forma de pensar, estamos llevando a las ciudades los elementos que deben estar. Ya no es el edificio en sí propiamente, la obra del arquitecto que se consagra o que las revistas lo consagran. Se está dando una visión más participativa, más de construcción de ciudad. Colombia, México, Argentina y Chile somos países que estamos liderando, pero Colombia especialmente, a partir de la renovación y la puesta en vigor de unas políticas urbanas que están tejiendo ciudad.

¿Hay una arquitectura colombiana? ¿Es válido buscar una arquitectura colombiana?


Yo creo que es válido buscar el valor de la arquitectura colombiana sin caer en el debate de qué es bueno y qué es malo. La arquitectura como tal es la puesta sobre la mesa del talento del arquitecto. Nosotros tenemos unos valores que hay que resaltar. No hay que olvidar que estamos en un mundo globalizado donde entran y salen cualquier cantidad de tendencias, visiones y experiencias, pero creo que en este momento Colombia tiene los elementos para estructurar –y de hecho está pasando– un lenguaje propio a partir de nuestra propias realidades. Me refiero, más que a lo plástico, a lo conceptual. El carácter que la arquitectura colombiana debe tener es de proyectos y ciudades de puertas abiertas, donde el peatón puede entrar a los edificios, donde las ciudades se conectan en sus barrios y en sus centros, donde podamos hablar de una arquitectura hecha para la persona, no para los premios, aunque los premios son una consecuencia de lo anterior. Pero creo que estamos en la vía de construir ciudades más amables.

¿Cómo se puede mejorar la calidad media de la arquitectura en Colombia?


Nosotros estamos en este momento histórico trabajando por el elemento que se llama concurso de arquitectura. Creo, con poco temor de equivocarme, que donde más se le está dando valor al proyecto público es en Colombia a través del concurso de arquitectura y creo que eso va a generar unos cambios muy importantes. El ejercicio del concurso para la obra pública es muy importante. Ya nos están mirando con ojos de interés en otros países. Lo que está generando el concurso es que le estamos diciendo al gobierno y a los ciudadanos que estamos en la vía correcta, porque es un mecanismo de transparencia y de calidad que va a generar mejores ciudades. Los casos de las bibliotecas en Medellín y Bogotá y el proyecto de espacio público en Barranquilla muestran que estamos haciendo los mejores proyectos con los mejores arquitectos en los sitios donde más se necesita.

¿Qué opina respecto a las críticas que se le han venido haciendo a la SCA en los últimos años?


Nosotros no somos sordos ni ciegos a la realidad. La SCA está buscando los canales y los espacios para pronunciarse en los momentos adecuados. Nosotros estamos buscando siempre dar respuestas institucionales a los problemas y a las críticas, pero desde la institucionalidad y no en otro escenario. En ese escenario estamos montando los canales administrativos que nos permiten hacerlo de una manera transparente y limpia. Y no es personal, porque no es lo que opina el presidente de la SCA: nosotros somos un grupo de muchos arquitectos que estamos pensando en la ciudad y la arquitectura. En su momento, oportunamente responderemos a la crítica de una manera respetuosa.

En un caso como el del aeropuerto Eldorado, ¿Usted cree que la SCA debe pronunciarse públicamente?


Nosotros no hemos tenido ni un solo cuestionamiento por las vías oficiales. Nadie nos ha solicitado, aparte de los anónimos aíslados, nuestra opinión. Cuando hay una forma oficial y organizada, y nos invitan a los debates, responderemos. Estamos buscando estar en esos espacios, que nos inviten. No el presidente de la SCA solamente, porque tenemos arquitectos capacitados en casi todos las disciplinas y especialidades. Queremos ir a contar, ir a preguntar y queremos también ir a aprender para que podamos construir entre todos las soluciones que estamos buscando.

Hay quienes cuestionan si la SCA ofrece a los socios los beneficios suficientes para garantizar su futuro como agremiación. ¿Qué opina al respecto?


Lo mismo me preguntaba yo antes de vincularme, pero eso cambió completamente cuando empecé a pensar en qué podría yo ofrecer a la SCA. El hecho es que vamos a llevar muchas oportunidades, sobre todo a las regiones. El número de concursos está en aumento. Estamos también actualizando y ampliando la base de datos de expertos en cada uno de los campos específicos y en cada región, para lograr una mayor rotación en los integrantes de los jurados.

¿Cómo está la relación con el Concejo Profesional Nacional de Arquitectura y profesiones Afines CPNAA y la Asociación de Facultades de Arquitectura ACFA?


Estamos mejorando las relaciones porque hemos entendido cuál es el rol de cada una de las instituciones. La ACFA está en la formación, la Sociedad está en la actividad gremial y profesional y el CPNAA está en la parte de la regularización y ética. Si cada uno se sale de su fuero va a haber problemas, pero estamos en un momento importante. Con el Concejo estamos haciendo el ejercicio de pensar cuál debe ser el rol de cada uno y creo que vamos en buen camino, sobre todo en los temas de formación.

Teniendo en cuenta las críticas hechas a la Bienal Colombiana de 2008, ¿qué se hará diferente en la Bienal de 2010?


Hay unas situaciones sobre las cuales debemos reflexionar profundamente. Por ejemplo, no puede ser que en un país como el nuestro la categoría de vivienda social quede desierto. Por otra parte, necesitamos que los jurados vayan a visitar las obras, porque no se puede otorgar premios como si fuera un concurso de fotografía. Vamos a repensar la bienal completamente. Seguramente de nuevo tendrá un lema o tema central, pero esto no se ha definido. En el Congreso Nacional de octubre vamos a tener unas discusiones muy fuertes y estoy seguro de que de ahí saldremos con ideas más claras sobre cómo será la bienal de 2010.

¿Cómo será entonces la Bienal de 2010?


Va a ser un gran festival de arquitectura. No solo va a estar la Bienal Colombiana de Arquitectura, sino también la Bienal Iberoamericana de Arquitectura, la asamblea de la FAPA (Federación de Panamericana de Asociaciones de Arquitectos, ed.) y cualquier otra cantidad de propuestas que nos están llegando. La iberoamericana va a ser en la ciudad de Medellín en octubre y creo que va ser una congregación realmente importante porque todos los países quieren venir acá y quieren conocer de primera mano por qué está sonando tanto el caso colombiano. Todavía no sabemos las fechas exactas ni si los eventos los vamos a hacer en las mismas fechas, porque tenemos que surtir primero un proceso de Junta Directiva de la SCA, pero si la Junta aprueba esta propuesta la colombiana también estaría ahí.

4 comentarios:

Juan Luis Rodríguez dijo...

PREGUNTA A57: “En un caso como el del aeropuerto Eldorado, ¿Usted cree que la SCA debe pronunciarse públicamente?”

RESPUESTA DEL PRESIDENTE DE LA SCA: “Nosotros no hemos tenido ni un solo cuestionamiento por las vías oficiales. Nadie nos ha solicitado, aparte de los anónimos aíslados, nuestra opinión. Cuando hay una forma oficial y organizada, y nos invitan a los debates, responderemos. Estamos buscando estar en esos espacios, que nos inviten. No el presidente de la SCA solamente, porque tenemos arquitectos capacitados en casi todos las disciplinas y especialidades. Queremos ir a contar, ir a preguntar y queremos también ir a aprender para que podamos construir entre todos las soluciones que estamos buscando.”

COMENTARIO: Previendo, o temiendo, la actitud del Presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos para responder con franqueza, los entrevistadores de A57 le formularon una pregunta de esas educadas y con tacto, que buscan dejar en libertad al entrevistado para responder o evadirse. En lugar de increpar con un ¿por qué? que pudiera herir la disponibilidad del nuevo Presidente: ¿por qué la SCA no se ha pronunciado públicamente sobre Eldorado? los entrevistadores adoptaron la cortesía del ¿cree usted?: ¿cree que la SCA debe pronunciarse públicamente sobre Eldorado?

En mi opinión, Eldorado como asunto patrimonial le compete directamente a la Sociedad Colombiana de Arquitectos y la respuesta de Diego León Sierra elude esta responsabilidad por medio de sofismas como que a la SCA nadie la ha invitado a construir las soluciones que está buscando; o que la SCA no tiene porqué pronunciarse públicamente porque nadie le ha solicitado su opinión, aparte de unos supuestos anónimos aislados, desdeñados implícitamente como poca cosa.

Además de los sofismas, Sierra pone a disposición la institución añadiendo que ellos en la SCA están dispuestos a llevar sus especialistas a construir junto a unos eventuales anfitriones – que como los anónimos aislados tampoco se sabe quienes serían– aquellas soluciones que todos están o estamos buscando.

Mientras tanto, Opaín a través de Juan Alberto Pulido y la Aerocivil a través de de Fernando Sanclemente aprovechan cualquier oportunidad para apuntalar la imagen del vejestorio inútil y remendado que estaría privando a Bogotá del aeropuerto que se merece. Y el Ministro Gallego y el Presidente Uribe permanecen como espectadores, después de haber dado “la orden”. En beneficio de los cuatro, hay que reconocer que el problema patrimonial no es su negocio; lo de ellos son las finanzas y los tropiezos contractuales que les impiden sacar adelante su versión de un gran aeropuerto. Y en esto están.

Pero el patrimonio sí es un negocio de arquitectos; y es además un negocio público al cual se pertenece por derecho propio y no por invitación; más cuando se trata de la institución que agremia y representa a los arquitectos del país.
Con ayuda de la lógica encontrada en una entrevista como esta, los abogados, economistas y políticos detrás de la desaparición de Eldorado, algún día tendrán cómo reclamar que a ellos nadie los invitó a debatir el tema. Añadiendo
–seguramente con muy buena educación, con muchísimo gusto y de la manera más respetuosa– que les hubiera encantado discutirlo, con sólo que hubieran sabido de qué se trataba eso del patrimonio. Y que lástima que no los hubieran invitado a tiempo.

En lógica chespiriana, la respuesta a esta pregunta argumenta algo así como que si el aeropuerto se tumba es porque alguien importante lo determinó y nadie lo suficientemente importante lo cuestionó. En consecuencia, no hay nada que explicar ni de que preocuparse.

Juan Luis Rodríguez

Guillermo Fischer dijo...

La SCA ha tenido durante los últimos años una actitud bastante cuestionable con respecto al patrimonio arquitectónico. Señalo aquí algunos hechos:

Como Presidente de la Sociedad, Ricardo Navarrete otorgó, como se dice coloquialmente, “a dedo”, contratos de servicios profesionales de restauración para el Museo Nacional y La Quinta de Bolívar de forma irregular, sin cumplir los procedimientos reglamentados por la Junta directiva para concurso público o convocatoria interna a sus socios, materia agravada por el hecho que el benefactor de estos contratos sea el expresidente Rodolfo Ulloa.

Navarrete dio su voto en el Consejo Nacional de Patrimonio para los proyectos de Villa Adelaida y el Seminario Mayor. En todos estos casos un benefactor directo en estos contratos fue el expresidente Rodolfo Ulloa quien presta servicios de consultoría para las firmas promotoras de dichos proyectos.

Con estas operaciones no sólo se ha puesto en riesgo no solamente el patrimonio de la Ciudad de Bogota, sino también la idoneidad de la participación de la SCA en el Consejo Nacional de Patrimonio.

Curiosamente, las firmas promotoras en los dos casos anteriores han estado involucradas con Opaín en el proyecto del aeropuerto Eldorado. Así mismo, durante esta misma presidencia, la Sociedad dio su voto positivo para la demolición de dos obras incluidas en el listado de conservación y excluidas sin explicación alguna: la casa Pérez-Norzagaray y la casa Iglesias.

La SCA ha mantenido un inquietante silencio sobre temas de patrimonio y temas concernientes al bienestar de las ciudades, tal como en el caso de Eldorado. Se podría suponer que tal vez debido a que la mayoría de sus ingresos provienen de la contratación estatal y que entrar en contradicción con su contratante podría significar la pérdida de ellos. Y ello debido a que a partir de la presidencia de Ulloa, la SCA decidió reinterpretar su función estatutaria de Organismo consultor para convertirse en Empresa de Consultoría, Es decir, pasar de una entidad a la que la comunidad se dirige en busca de claridad a una empresa de negocios; o de una institución que vela por el desarrollo de la profesión y la calidad de la arquitectura, a una empresa que como toda empresa debe velar por sus intereses económicos. Con el agravante de que favorece a sus directivas y no a sus miembros.

Durante la actual Presidencia de la SCA, no solamente se presenta la ausencia de la SCA en defensa del aeropuerto, sino que se suma la defensa del gobierno apartándose de la independencia de criterio, en contra de la denuncia que valientemente han hecho las arquitectas María Cecilia Garcés Lloreda, Olga Pizano Mallarino y María Eugenia Martínez Delgado con relación al Plan de Mompox, elaborado por el Ministerio de Cultura. Dicho plan presenta, además de numerosas falencias en su metodología, una gravísima y preocupante reducción del área de patrimonio del sector histórico de Mompox.

Ante todos estos hechos se hace clara la necesidad de constituir veedurías ciudadanas sobre las acciones del Consejo Nacional de Patrimonio.

Por último confío que la SCA no responda promoviendo la expulsión de quien escribe este comentario, como ya lo hizo el año pasado aludiendo injuria y maltrato de su imagen. Con lo cual lo que pretendía era evadir responder a las acusaciones, interponiendo la cortina de humo de la amenaza legal. Así como me atrevo a denunciar públicamente sus yerros, aclaro que estaría dispuesto a pedir disculpas si estuviera equivocado. Mi petición se reduce a introducir la argumentación y las sanciones del caso dentro de lo que debería ser un sistema democrático, en beneficio del gremio y la arquitectura; motivo para el cual son elegidos sus directivos.

Anónimo dijo...

¿Por qué la SCA tiene que esperar a que la inviten a opinar sobre temas que le competen directamente? Yo creería que pueden ser dos razones: que efectivamente esta entidad gremial -que debería estar defendiendo los intereses del gremio- defiende los intereses de otros; o que definitivamente no tiene ningún criterio ni mecanismo para poder pronunciarse -por que cuando el presidente dice que no opina a título personal, ¿le pregunta acaso a alguien más sobre cuál es la posición de la SCA? No sé, ¿a la junta,a los expresidentes, a los agremiados?...¿Cuál de las dos razones es más grave?....

¿Por qué la distinción a la vivienda social no puede quedar desierto? ¿No es esto acaso un reflejo de que algo anda mal y que más bien la posición debería ser examinar -y sobre todo actuar- para que esta situación mejore?

Por último, creo que la SCA debe seriamente revisar sus politicas de beneficios a sus agremiados, porque para efectivamente lograr esa visibilidad, transparencia, calidad y participación tan anhelada, se necesita hacer más que concursos y bienales, y señores, ahi es donde la SCA se puede hacer más fuerte e independiente, en su gremio y a través de sus agremiados.

Anónimo dijo...

El logo de los 75 años de la SCA lo dice todo: siguen en los 80....